No cabe duda de que saber combinar cada comida con el vino apropiado es todo un arte que no todos conocen. Estamos hablando del maridaje que intenta realzar el sabor tanto del vino como del propio plato a la hora de tomarlos. La idea es conseguir sensaciones nuevas tanto en la degustación de los alimentos como del vino, de manera que comer suponga una experiencia mucho más placentera para el paladar. Un tema que sobre todo en los últimos años ha suscitado un gran interés incluso entre los ciudadanos de a pié, dando lugar a un gran dinamismo dentro de la industria editorial y medios de comunicación a través de publicaciones sobre el maridaje del vino y la comida.

De hecho seguramente te has preguntado alguna vez qué vino irá mejor con la comida que has preparado. Lo ideal es siempre buscar la armonía entre las texturas y que la comida y el vino elegidos tengan más o menos la misma. No obstante, también hay que saber jugar con los contrastes para que el vino complete a la comida perfectamente. Por eso debes tener en cuenta también el tipo de alimento o salsa que levará el plato.

Así por ejemplo un vino tinto ligero más joven es perfecto para acompañar a algunas carnes como el cordero, la ternera, aves, pastas, verduras, jamón, embutidos… Mientras que los vinos tintos con más cuerpo son ideales para guisos, legumbres, platos de caza, estofados y quesos fuertes.

Si hablamos de pescado, el vino blanco es, sin lugar a dudas, el rey de la mesa, ya que un vino blanco seco ligero es el complemento perfecto para las ostras, el cangrejo y para cualquier tipo de marisco en general. Para otro tipo de especie de mar como los calamares, el centollo, la langosta y los pescados cocidos los vinos blancos secos son la mejor opción. Además este tipo de vino también es ideal para el jamón, las chuletas de cordero, carnes blancas, los caracoles, los huevos  y sopas hechas a base de pescado.

Y es que el sabor del pescado resulta mucho más agradable cuando se combina con vino blanco que con vino tinto. La explicación es muy sencilla pues según investigaciones recientes los vinos tintos cuentan con un alto contenido de hierro, lo cual hace que al mezclarse con el pescado o el marisco el sabor resulte desagradable al paladar. Con lo cual la sensación es mucho más agradable con vino blanco pues realza el sabor del plato y deja un mejor sabor de boca.

En cualquier caso, cada vino tiene sus propias características en función del proceso de fabricación al que haya sido sometido. Por lo general las combinaciones que acabamos de exponer suelen ser las más acertadas, pero todo dependerá de los propios gustos de la persona a la hora de disfrutar más de sus platos.